Σε αυτήν τη σελίδα μπορείτε να λάβετε μια λεπτομερή ανάλυση μιας λέξης ή μιας φράσης, η οποία δημιουργήθηκε χρησιμοποιώντας το ChatGPT, την καλύτερη τεχνολογία τεχνητής νοημοσύνης μέχρι σήμερα:
En literatura, la expresión francesa mise en abyme (también mise en abîme),[1][2] que traducida literalmente quiere decir «puesta en abismo», se refiere al procedimiento narrativo que consiste en imbricar dentro de una narración otra similar o de misma temática, de manera análoga a las matrioskas o muñecas rusas, una forma fractal de metaliteratura. En la historia del arte occidental, la mise en abyme es una técnica formal que consiste en colocar una copia de una imagen dentro de sí misma, a menudo de forma que sugiera una secuencia infinitamente recurrente. El término fue acuñado por primera vez para la crítica moderna por el escritor francés André Gide, tomándolo prestado de la heráldica.[3]
En muchos idiomas, como el alemán, inglés e italiano, se suele utilizar directamente la locución francesa, sin traducirla. Esto también sucede en español, pero existen también otras fórmulas, entre las que destacan «puesta en abismo», «construcción en abismo», «construcción» o «estructura» abismal y «abismación». También se generalizó el uso de la expresión para referirse al empleo de estructuras análogas en campos tan diversos como el arte cinematográfico[4], el teatro («teatro en el teatro»), la fotografía, las artes gráficas en general y las matemáticas (la autosimilitud y los fractales). No se debe confundir con la narración enmarcada, cuyo ejemplo más representativo es Las mil y una noches, una serie de relatos que a su vez forman parte de un relato que los contiene.
«Abyme» significa «abismo» en francés, en tanto profundidad grande, imponente y peligrosa, como la de los mares, la de un tajo o la de una sima.
Una acepción común de la frase es la experiencia visual de situarse entre dos espejos, viendo como resultado una reproducción infinita de la propia imagen. Otra es el efecto Droste, en el que una imagen aparece dentro de sí misma, en un lugar en el que cabría esperar de forma realista que apareciera una imagen similar. Debe su nombre al paquete de cacao Droste de 1904, que representa a una mujer sosteniendo una bandeja con un paquete de cacao Droste, que lleva una versión más pequeña de su imagen.